Sentimos cargar morrales de incertidumbre
que inclina nuestra mente y forma una curva en la columna de nuestra razón.
¡Penas, miedos!
Con morral cargado, bolsillos llenos, y lágrimas que pesan en nuestros párpados
dejando los ojos alicaídos
debemos escalar montañas de comentarios grises.
¡Penas, miedos!
Escalamos hasta llegar ampliar el horizonte y dejarnos caer por un abismo oscuro
caer sin fin, con el morral pesado que acelera la caída y a la vez el corazón
que golpea el pecho como intentando salir de la penumbra mental
pero en vano es, al igual que arrepentirse de llenar el morral.
¡Penas, miedos!