Le describo el mundo susurrándole al oído
le describo la naturaleza y simplicidad con que su ser arrulla mis noches, mañanas y tardes; días enteros.
Le susurro palabras que en su interior aturden el tímpano, temblando su témpano de hielo tempranamente
y derrumbando paredes de nostalgia.
Un susurro que grita y lucha por seguir siendo escuchado, pero sobretodo... Amado.