¡Por el amor de todo lo que es sagrado,
Enfrentate a vos mismo!
Acercá la nariz a tu culo y olé tu mierda,
Sentí la transpiración corroer la tela de tu ropa sucia,
Mirate la mugre bajo las uñas con cariño;
Enfrentate a tu miseria,
Llorá y comete los mocos,
Golpeá y rompé alguna cosa,
Conocete de que sos capaz.
Date vuelta, mirá a tu sombra y echate un clavado a los más profundo de ella;
Visitá y hablá con tus demonios,
Fumá y bebé con ellos,
Fornicá con uno y sentí el calor de tus secreciones seminales inundar tu ropa interior.
Sé humano, demasiado humano,
Dioses hay muchos y están todos muertos.
¡Vos los mataste!
No te olvides,
Cuando empezaste con este viaje hacia la libertad,
Del cual, como con la poesía,
no hay retorno.