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AMORES DE CLEOPATRA Y MARCO ANTONIO

(Decimoquinta versión)

Confiesan las cortinas, el muro, el enrejado,
pero la escena es obra bendita del Demonio...
De pie, como aturdido, se encuentra Marco Antonio
absorto ante Cleopatra, como lo vio Machado.
 
Despierta y se despoja de cetro y armadura
(no se oye nada, solo respiración se escucha)
y cuerpo a cuerpo ruedan en la flagrante lucha
de sensaciones, besos, espasmos y aventura.
 
Y cuando el gran soldado romano con su pierna
abre las deslumbrantes y enormes de la reina,
huyo de allí, de todo, medio turbado y atra–
 
vieso los matorrales, jurándole al Demonio...
¡Luzbel, quién estuviera en lugar de Marco Antonio!
¡Poder libar las piernas pensantes de Cleopatra!

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