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GIRANTE TORNO

Si has visto a la muchacha que danza en el poema
—dígome—
debes saber su pasión en las mañanas,
explosión
            desmedida,
girante torno digno de ubicuidad incesante.
 
¡Corazón de saberse desencontrado a ciegas!
 
Si al girar de la página
un reencontrar ansías,
si al torrente de un ósculo
una ovación te llama,
sus pasos marcarán las desusadas huellas,
de plano se abrirá la construcción sellada.
 
Ella baila,
            envuelta
en resonancias,
no como un címbalo: como una
campana, y tañe, ciega.
 
(Cordaje de violines
rozándose en la noche y en su filo.)
 
....Volveré por sus valles y colinas,
volaré por su cuello como un águila,
como un velero encallaré en su centro....
¿Qué más puedo decir de la muchacha?

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