Yo fuí la niña que con tus ojos soñaba cada día,
tú eras el que temporalmente llenaste los vacíos de mi corazón.
Yo quería darte una estrella que alumbrase tu camino
y tú esperabas el momento para desaparecer.
Lo melancólico del hoy será la ternura del mañana
y quién sabe, quizás en el futuro sea
la esperanza de sueños diferentes a su tiempo concedidos.