Sueños Dormidos

III

Hace unos días, contemplé algo hermoso;
la pose de un cuerpo, un cuerpo luminoso.
Diréis que  no es raro, ¿que tiene de especial?
La lucha contra el canon, y la mirada de la sociedad.
 
¿Que son nuestros cuerpos, sino la piel del alma?
Juzgar a un ser humano por ello sin conocerlo,
por un cuerpo imperfecto, no nos hace personas,
sino enemigos de lo bello.
 
Prejuicios y valores, sociedad y cánones;
¿acaso una persona con curvas, o con estrías
en el cuerpo, ha de ser apartado del mundo
y solo mirarlo como algo ajeno?.
 
Atributos que despiertan, en los ojos mas abiertos,
admirar toda esa belleza, esa que extraña y desagrada;
Quienes juzgan la piel por fuera, por dentro no ven nada,
si no aceptan por fuera, por dentro nada aguarda.
 
Basarse en el insulto, con quién no hace daño a nadie,
con esa gente orgullosa de su cuerpo, con amor y confianza.
Fuera ya, escoria, de sus vidas de sus almas,
pues quien superficial y cobarde nace, nada le depara.
 
Y lo sé por experiencia, el mirarme cada mañana.
Y ser feliz con mi cuerpo, un cuerpo que me agrada;
pues es mi cuerpo y mis curvas, mis pros y mis defectos,
la piel de una persona, que se quiere y se ama.
 
Y siempre miré hacia delante, sin oir comentarios,
de gente que criticaba, y con ello herir mi alma;
Mas con una simple sonrisa, esa que siempre acompaña:
¡Mi cuerpo es mi vida, haré con él lo que me plazca!
 
Hombres y mujeres del mundo, a vosotros os escribo,
a los que tenéis temor, y os aterra vuestro cuerpo;
haced de los necios un punto y seguido, seguid a lo vuestro.
Que nadie os critique, ni os hunda en la miseria,
¡Vuestra piel y vuestro cuerpo, la bandera de lo bello!

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