¡Basta!
Masticar todos los impulsos
astrológicos y mutantes
que, en delirio matemático,
se debaten en mis entrañas.
Obviar la seña en el camino
seguir mimando este poema
hasta que ya no tenga voz
para gritarte que ya basta.
Basta de horror.
Y de cuentos.
De “ malheur”
De lamentos.
Basta de esponjas que no chupan
la belleza de lo ordinario.
Basta de este mismo escenario,
de los peros y los por qué.
Basta de espejos indebidos,
de bisiestos días heridos.
Basta de injusticias divinas
de tanta sal en las heridas.
Basta de polución
y de decretos.
De novelas
y de niebla.
¡Basta! ¡Caramba!
De mentiras.
De maleza.
De caídas.
De pereza.
De mudez.
De tonterías.
Alzar la voz tanto y tan alto
que se rompan todas las cuerdas
y que la opresión en mis venas
licue mi sangre inmaculada.
Basta de pisotones
y de flojeras.
De invasiones
de quimeras
de suicidios
y de ritos.
Basta de mitos
y de alardes.
De sentirme prisionera.
Basta ya de falsos maestros
y de videntes vividores.
Basta de decir “ imposible”
de miedos inertes, traidores.
¡Basta, superficialidad!
¡Basta, odioso desatino!
¡Basta, terca terquedad!
¡Basta, poema sin tino!
