I
Así como si fuera un atardecer excéntrico, que reclama no ser visto,
de esos donde la palabra es un trastorno, una barrera.
Donde el sol también traiciona y lo hace a tus espaldas, a contra punto.
Y lo arrastras en el espejo retrovisor por unos minutos,
sin perder de vista la cuerda que te lleva hacia adelante, así.