Es verdad que me amas, que me haces sentir vivo y me haces bien.
Aún siento el ritmo de un galope egoísta. Me gusta que me mires, que cumplas mis sueños. Que respondas mis emergencias.
Cada día quiero sentirme especial, único y valioso. Me pregunto cuántas veces llenaré tu buzón con mi repertorio armado.
Hoy quiero bendecirte, hoy quiero amarte Jesús. Perdona este corazón egoísta.