Pedir perdón
Pedir perdón. A veces difícil, otras falsas, la mayoría (si no todas) muy necesarias.
Reconocer que uno se equivoca, a mí, me duele, mucho más si mi error perjudicó a otro. Pedir perdón te libera, pero no repara lo sucedido.
Lo importante de pedir perdón es arrepentirse de lo cometido, sin arrepentimiento es sólo decir una palabra vacía, hipócrita,
Y la culpa... Culpa que no se va con un simple “perdón”, culpa que te duele adentro, que te sigue. Ese nudo en la garganta que por un lado querés que se vaya y por el otro no, porque cuando se desata las lágrimas son inminentes.
Lo más difícil es personarse a uno. Pedir perdón y reconocerse equivocado es por donde se empieza, pero no se termina nunca si no te perdonás a vos.
Yo tengo ese problema. Me flagelo con la culpa mucho tiempo y tomar la decisión de perdonarme es más complicado que pedirle perdón a otro; porque pedir perdón no depende de mi sola, la responsabilidad es compartida, pero perdonarme me implica una charla conmigo, reconocerme y aceptarme, soy sólo yo en la discusión, y con la propia auto-exigencia que cargo es un trabajo aún más pesado. Me duele, pero lo necesito.
Perdonar sana. Perdonarse es sano. Perdonarme me salva de mi.
19/09/17
