No poeta
Escribo con lapiz
y con una bellísima desprolijidad
que quizá hubiera puesto orgulloso
al enormísimo.
Mi libreta no representa
ningún orden,
intercalo prosa y poesía
con un desmesurado placer.
A veces me llegan de a ráfagas
versos de Borges o Vilariño
que ameritan ser escritos
(debajo de un poema propio y feísimo)
dejando de lado toda tarea cotidiana
que esté haciendo;
hacen de pequeños puentes floridos
que unen mis palabras sin lenguaje.
Normalmente escribo a las apuradas
creyéndome al fin poeta.
Ya ven que aún no lo consigo
pues siempre termino tropezándome
con las palabras.
Al final del día
soy una flor sin color,
un no poeta,
soy un tímido cronopio
que es a veces atacado durante las
horas calladas
por grandes leones azules
o por la tierra de antes después de una
lluvia,
más pura y más mojada.
