Y se quedo sin saber, como despojaba los
errores, parecía que la noche
se adueñaba de cada momento,
que en todo había una elección
de una o de la otra decisión.
El riesgo permanecía en un salto casi
imposible, y comenzó a suceder.
Lo nuevo y lo difícil, como apostando la vida
en un juego donde muy pocos son los que
ganan. Se pregunto si era correcto,
sintiendo el desgarro de un árbol que lo tira
el viento. Viviendo el mismo cuento
que leía en páginas sueltas,
que el viento vuela por la vida.