Los Golpes que Abren los Ojos
No son los años que pasan
los que tallan tu mirar,
son las grietas que te abrazan
cuando aprendes a luchar.
Son los besos con sabor a hiel,
los que juran eternidad,
y al marcharse dejan piel
marcada por la falsedad.
Son los Judas que en la esquina
venden sueños por monedas,
y con sonrisa peregrina
roban luces de tu estrella.
Es la mano que promete
y se esconde en el vacío,
el silencio que acompaña
cuando gritas en el frío.
Son las medias verdades
que envenenan la raíz,
los sueños que se deshacen
sin pedirte nunca permiso.
Amistades que se apagan
como velas en la niebla,
dejando huellas que se clavan
como espinas en tu senda.
Los amores de dos días,
fugaces como el rocío,
que te juran poesía
y se llevan lo más mío.
Las palabras que destrozan
con filo de desprecio,
los cobardes que no arrojan
ni valor ni beneficio.
No es el tiempo el que te cura,
él solo ordena el equipaje,
son las heridas más duras
las que escriben tu mensaje.
La vida es maestra austera
que no usa guante de seda,
te golpea hasta que veas
más allá de lo que heredas.
Abre ojos ante el engaño,
no te quedes en la niebla:
un dolor puede ser de gran tamaño
para romper la cadena.
Mejor despertar con grietas
que dormir en paz mentira.
La vida, aunque sea compleja,
nos hace fuertes con su herida.
Y al final, cuando repases
tus cicatrices en el espejo,
verás que no fueron fracasos,
sino golpes que abrieron tus ojos.
—Luis Barreda/LAB