Silencio y Emociones
Silencio y Confesiones
Háblame de tus noches sin estrellas,
de las heridas que no logran cerrar,
de las risas que esconden cautelas,
de aquel dolor que no puedes olvidar.
Prometo ser el eco de tu voz,
guardar cada palabra en mi razón,
no juzgaré tus huellas en el camino,
ni cuestionaré tu elección.
Cuéntame de las luces que adoras,
del sabor que te trae nostalgia al alma,
de las canciones que vibran en tu aurora,
de las flores que adornan tu calma.
No olvidaré tu historia favorita,
ni el aroma que te hace suspirar;
en un día gris, sin previa cita,
llegaré con detalles para alegrar.
Háblame del futuro que imaginas,
de los mapas que trazas al andar,
si en ellos no hay rutas que me incluyan,
sabré amar tu libertad sin dudar.
Celebraré tus triunfos en la distancia,
aunque el pecho se me quiebre al vibrar,
pues prefiero ver tu alma en la danza
que aprisionarla por no soltar.
Desnuda tus fracasos sin temor,
las grietas que el orgullo no dejó ver,
yo también he tropezado con el amor,
y sé que a veces luego más crecer.
No daré lecciones ni consejos,
solo un hombro para descansar;
compartiré mis propios reflejos
y juntos lograremos sanar.
Háblame con mentiras o verdades,
de lo sublime o lo mundanal,
de tus quimeras o tempestades,
de lo que no dirías ni al mar.
Pero... jamás pronuncies mi silencio,
no interrogues al eco de mi piel,
no persigas mi sombra en el tiempo,
ni me hables de ayer.
Si evitas nombrar lo que no existe,
podré fingir que no late esta ansiedad,
mas si tus ojos en los míos se insisten,
caeré otra vez... en la eternidad.
—Luis Barreda/LAB
