Recuerdos a través del tiempo
Recuerdos a través del tiempo
Llevo en el pecho un jardín escondido,
donde florecen risas del ayer,
pétalos de instantes que han dormido
bajo la lluvia de un dulce querer.
Recuerdo el mar que besaba la arena,
las olas niñas que jugaban al sol,
tu mano en mi mano, pequeña y morena,
y el viento escribiendo nuestra canción.
Hubo un invierno de cartas sin senda,
huellas mojadas en el caminar,
noches de almohadas que guardan tu aliento
y sueños rotos que intento pegar.
Las calles visten recuerdos antiguos,
faroles mudos que vieron crecer
aquellos besos robados al tiempo,
secretos que el eco no quiso vencer.
A veces pienso que el alma se enfría
cuando la ausencia se sienta a esperar,
pero tu aroma, cual brisa de abril,
me trae veranos sin necesidad de hablar.
Guardé en un cajón fotos desgastadas,
paisajes grises con trazos de azul,
y aunque la vida siguió su caminata,
tus ojos siguen brillando en mi luz.
No hay mal que dure ni olvido perfecto,
las olas vuelven, la marea también,
y aunque el presente me pida silencio,
tu nombre en mis versos late al amanecer.
Hoy sé que el tiempo no borra ni apaga,
solo transforma el dolor en raíz,
y de las grietas, con paciencia sagrada,
nace un jardín que jamás vi morir.
Recuerdos... son barcos sin ancla ni puerto,
rumbo a mañanas que nunca llegarán,
pero en su viaje, dibujan un puente
entre lo que fui y lo que seré al final.
—Luis Barreda/LAB
