Cargando...

Estaba muy abrazado por aquel maldito enemigo que se disfraza de amigo, llamado alcohol, quien en su ímpetu me sedujo, me tentó y sin poder siquiera advertirlo rentó parte de mi para hospedarse toda una noche. Y un poco más allá ó un poco más acá, estabas tú, quien con solo caminar logras embriagarme el corazón, o puede que sea por la sutileza con la que tu sonrisa me mata, o por la rudeza con la que tus ojos cafés me estremecen el alma, quien sabe! Pero yo siempre te veré como la más maravillosa puesta de sol.

Otras obras de Luis Estrella...



Top