Sólo existo cuando estoy a su lado,
con la brisa que se llevó su perfume,
en su mirada me quedo colgado,
cuando me dice muy seria, que no fume.
Pocas veces la he visto llorando,
aunque sé que llora a solas,
cuando nadie la ve se la pasa pensando,
en aquel hombre que se marchó con la sombra.
Vive llena de recuerdos gratos,
y otros más que quiere olvidar,
es que ella creció entre rosas y cardos
y hasta ahora no sé, si se volvió a enamorar.
Tiene malicia y ternura a la vez,
y le encanta un susurro al oído
lleva la selva marcada en su piel,
y esa sonrisa que reta mi mundo.
Así la conocí, hace muchos años,
en las noches que la luna brilla más
y por ese lunar junto a sus labios,
no hay nada más bello que volverla a besar.
Y quizás en la soledad de los romances,
siga latiendo su corazón con el mío,
y me volveré a enamorar, así cada instante,
con cada poema, que ignora que escribo.