No lo sabía.
Pero cada paso que daba era un paso que recogía.
Alguien había estado antes. Siempre. Primero.
Aquella mirada ya había sido vista
El lugar, visitado
Y las palabras dichas.
Lo no sabido, sabido
Y lo nacido, muerto.
Más aun todo era y estaba para hacerse, verse, decirse y saberse.
Todo otra vez.
En ese instante de la eternidad que en la memoria no existe.