Pensamiento de mediodía
Por Maitén Epuyén
Y estoy acá, mi amor, sentada frente a esta pantalla que es la vida. Porque sí, así es como la vivo. Como si fuera, no una película, sino más bien, una serie. Una serie de esas interminables de las que ya no soportas ni un minuto más, querés que se termine de una vez por todas.
El caso es que estoy sentada frente a esta pantalla que es mi vida ahora. La luz a veces es demasiado brillosa, me ciega los ojos. Pero la mayoría del tiempo veo (o no) a oscuras (voy a tientas).
La mayoría del tiempo tengo miedo. No un miedo aterrador, pero sí un miedo que consume, poquito a poco. Temo al interior, temo al exterior. No siento que nada me brinde seguridad. Ya no.
Mi vida es como una serie en la que estoy atrapada dentro de mí y no me puedo liberar. Y estoy así por años.
“¿Qué carajos?, ¿Qué locura es esta?” pensará el lector.
Y sí, es la locura de todos mis días. A veces estoy bien, creeme, pero nunca, nunca dejo de sentirme fuera de lugar, como sapo de otro pozo, o como si se hubieran equivocado al enviarme a este mundo. No sé, tal vez caí acá por accidente. Quién sabe.
Lo que sí sé es que seguramente el lector ya se habrá dado cuenta de lo mucho que desvarío. Sí, esta locura es grande.
Soy una pensadora innata. Creo que mi cerebro se auto-programó para poder pensar mil cosas por minuto. Increíble, ¿no? Andá a saber si estaré haciendo bien las cuentas... porque yo lo siento como muchísimo, pero ni idea cúanto es muchísimo asique vamos a dejarlo así.
Y bueno, como te decía, acá estoy, mi amor.
¿Y vos, dónde estás?
