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Beso

¡Qué sola estabas por dentro!
 
Cuando me asomé a tus labios
un rojo túnel de sangre,
oscuro y triste, se hundía
hasta el final de tu alma.
 
Cuando penetró mi beso,
su calor y su luz daban
temblores y sobresaltos
a tu carne sorprendida.
 
Desde entonces los caminos
que conducen a tu alma
no quieres que estén desiertos.
 
¡Cuántas flechas, peces, pájaros,
cuántas caricias y besos!

#EscritoresEspañoles #Generación27 (1931) Soledades juntas

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