Manuel Ángel Vázquez Medel

Notas para una Poética

Manuel Ángel Vázquez Medel. De El ave de Minerva se eleva en el crepúsculo

Desde que la memoria me alcanza la palabra fue, para mí, “morada del ser”. Ella me ha cobijado y me ha ofrecido su regalo para gozar la dicha de estar vivo; también su bálsamo para afrontar y aliviar el dolor que la vida inevitablemente nos depara.
Tuve pronto la intuición de que el vivir auténtico era vivir “apalabrado”, sostenido, sustentado por la palabra, en la palabra, camino hacia la verdad y la bondad pero, sobre todo, hacia la belleza. Las tres grandes categorías universales que constituyen, de algún modo, mis grandes impulsos vocativos.
Por eso me fascinó encontrar que Juan Ramón Jiménez definía la palabra poética como “casa de tiempo y de silencio que da al río de la vida”. En efecto, la poesía auténtica, “palabra en el tiempo”, como afirmaba Antonio Machado, surge del silencio y está conectada con las raíces de la existencia misma. Apunta a la creación de un poema, el “Poema único”, que se escapa y se retira cada vez que lo intentamos apresar. Porque nuestro noble y vano intento es expresar con palabras lo que no se puede decir con palabras.
No es extraño, pues, que cuando finalmente hube de decidirme por transformar mi vocación en profesión, optara por la Filología: en verdad profeso un amor profundo al logos. Mas no por ello mi amor es menor para esa otra posibilidad de lo verbal que nos entrega el mythos.
Durante muchas horas de mi juventud pude disfrutar la belleza profunda de los mitos, que siempre responden a nuestras preguntas por el sentido, y los grandes mitos nunca me defraudaron. Por ello creo que en mi poesía se aprecia esa dimensión “logomítica” de lo humano, que se interroga por las raíces del vivir.
Mi dedicación a la crítica y a la investigación literaria afectó la dinámica de mi escritura: siempre he sido un crítico implacable con lo que escribo, y a ello se debe la reducida porción de mis textos creativos publicados.
Ahora intento trazar el mapa de mi escritura creativa: quiero rescatar la escritura de décadas de creación poética, de las que recientemente he ofrecido una significativa muestra con Remota luz (2019), pero no tengo por menos míos muchos textos en prosa, tanto ensayísticos como narrativos, que confío puedan ver la luz en los próximos años.
Caprichos del destino me deparan, en varios ámbitos de mi vida, un regressus ad originem. Vuelvo, por ello, tras recorrer el vasto y fascinante mundo de la comunicación, y sin abandonarlo, a mis orígenes filológicos, a mi amor inicial e iniciático por la palabra, poesía y pensamiento.
Creo, con T.S. Eliot, que “en mi final está mi principio”, del mismo modo que “en mi principio está mi fin”.

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