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Soneto a un amigo que, bajo el emblema de una violeta, me escribía lisonjas y esperanzas

No con vana lisonja y blando acento
Me quieras engañar, huésped del prado;
Yo no soy lo que fui: rigor del hado
Me condena por siempre al escarmiento.
 
Nunca lozana a su primer contento
La planta vuelve que truncó el arado,
Por más que al cielo le merezca agrado
Y que amoroso la acaricie el viento.
 
Anda, pasa adelante; en otras flores
Más ricas de fragancia y más felices
Pon tu dulce cuidado y tus amores:
 
Que es ya en mí por demás cuanto predices,
Pues el aire del sol con sus ardores
Quemó hasta la esperanza en mis raíces.
Preferido o celebrado por...
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