Y he de amar, de amar lo mismo o de amar a otros. He de amar, porque la vida es larga, mucho, más de lo que queremos los que la apreciamos pero no queremos del todo tenerla, tal vez, porque no se comparte en el modo que pensamos se haría. He de amar, porque soy demasiado sensible para no hacerlo. Eso no quiere decir que la comparta con nadie, claro que se puede de algún y de muchos modos ser feliz estando solo, y uno, se realiza igual, pero cuando naces para amar y compartir sentimientos, hasta lo que escribes o pintas, o compones, quieres compartir. He de amar, porque no ha pasado un tiempo de mi vida sin hacerlo, casi siempre imposibles o tormentas de verano. He de amar, porque quién va a vencerme más que yo misma? Solo pido no enamorarme locamente, ni que nadie se cuele entre rendijas o túneles, a m i alma, que creo bien blindada. He de amar, porque el sucio poeta que lleva dentro se muere de ausencias cuando no amo, y escribe tonterías de mariposas y florecillas, y el poeta y yo, preferimos desgarrar las madrugadas entre sangre y orgasmos, no nos gusta el poema delicado y tierno escrito por nosotros. En esos ratos que lo dejo salir, cuando es visceral, mordaz, a veces se revuelca en excrementos, en esos, es cuando más sé que he de amar, porque se alimenta de vida, y la vida, aún nos duela, es eso. Un puñado de mierda, con una vista al espacio estrellado, con una ventana al mar más negro, con un aroma de alhelíes al lado, un gin, un cigarro, un paseo y una charla  al lado de alguien que no huele a limpio, pero un puñado de mucha mierda al fin. Por eso, es que he de amar, para que mi sórdido poeta, no se muera.