Mi abuelo no usaba la palabra, exclamaba dos ojos, y los clavaba en nuestro corazón. Su cachaba, esa extensión que en creciente desazón
Conduzco, la memoria sonriente humor vítreo en los labios, veinte kilómetros de luna en la pupila cortan y acortan más de treinta años,
Yo estaba escondida, uno de ellos terminó y se la pasó al otro, comenzó a violarla mientras le tiraba del pelo
Éramos la única lágrima en la copa, la única sangre que azuzaba el viento, el único torbellino
La cultura no muestra dulzura hacia los desgraciados; el saber no sabe de aquellos que por la sociedad han sido previamente olvidados, ol…
Bailo con una zapatilla anclada al… un eje negro del que no escapo, por eso me escribo un poema en el… cuando bailo, por eso me halla el consuelo en el…
La historia se repite porque no cambian los dados ni el uno ni el seis ni sus intermediarios,
¿Dónde estás, amor? ¡Cuidarnos, ay, cuidarnos! A amar me voy al mar a morir... Te extiendo mi mano mil veces,
Ángel, mi ángel blanco, ¿dónde te hallas? No alejes demasiado tus recién estrenadas alas, impúberes y tiernas.
Mira este animal, fluye en la galaxia de lo desconso… gira gelatinoso horneando el universo, un corazón de antimateria
Salvé al caracol de ser aplastado, al mirarnos comprendí que nunca fuimos extraños, que ambos éramos para la luna
La tienes en la cocina, escapamos al horizonte, la caricia es su carencia, tiene de esta vida, la más absoluta inocencia.
Mi abuela: paisaje de invierno, nieve cruda, esfera blanca de horizontes, y sobre un gélido sauce,
Había una vez una niña en un festi… soñaba con un mundo mejor y volaba cometas. Había una vez una niña en un cemen… sus brazos no alcanzaban sus piern…
Y por hacer valer su razón en todo… se quedó solo. © All rights reserved