Pobre el hombre que vaga a orilla del río sufre eternamente por no saber cuidarte Tu Prometeo del Anáhuac

Los ojos punzantes. La mente; despotricando corriendo, saliendo de los cabales envenenado por el dulce canto. Humo que sale de la obsidiana

Decía mi papa: ¡No te mojes! Pero yo fui un almirante en aquella lluvia.

Allá hacia el norte en peregrinaje llagado brota bilis negra espina y canto antes de dar el paso y darle caza al venado.

Si te veo escucho tu ladrido y el caudal se hace tranquilo. Canto y no se va sigues aquí,

Quieren decir los abuelos que mori… un cielo sin águilas allá donde una vez nacimos 7 cavernas isla de conejos.

Quiero nacer donde aún el sol es c… el frió; pedernal oxidado que la flor del pecho bombee ónix por las venas y el cielo lleno de papalotes

Pliegue aquí y alce el ancla para desaparecer en algún paralelo> grados°, minuto… cual sea; cual mar

Madera y acero: papel. El puerto, la banqueta y un gran mar el riachuelo.

Desprenderse de nuestras mortales… purificando el tonalli al cruce del rio, para seguir la senda en la casa de la flecha.