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Sonata en la tierra

… si la beauté n était déjà

la mort…

Mallarmé

Lenta y abandonada
 
a la oscura belleza de ti misma,
 
vena de sombra y claridad cantando,
 
música de esmeralda,
 
te miré respirando.
 
No eras la tristeza.
 
Sí la amorosa muerte.
 
La más plena hermosura.
 
La llama de tiniebla
 
y de frescura.
 
Desde ti conocía,
 
origen y diciembre de la rosa,
 
cima del agua y manantial del trino,
 
la nieve de mis huesos
 
y el destino.
 
Nunca a amor como el tuyo,
 
—panal de oscuro goce—
 
tuve el cuerpo rendido,
 
claustro de dulce hierba
 
y amoroso
 
desastre prometido.
 
Y mientras te miraba
 
con tu desnudo de árbol y neblina,
 
serena, reposando,
 
sentí que más allá de mi memoria
 
me estabas recobrando.
 
Más allá de mí misma,
 
de mi sangre en otoño
 
y más allá del nombre que tenía,
 
como a angustia y a origen
 
te quería.
 
Celda de amor y noche, ya guardabas
 
la juventud del tallo en que voy a salir.
 
Y yo era sólo un sueño y el deseo
 
de morir.
Preferido o celebrado por...
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