Ella, un ser divino y demoníaco a la vez, mi
cielo radiante y mi abismo ardiente. Por las
mañanas, un ángel amoroso y fiel, y en la
noche, un infierno que consume mi ser.
Me sumerjo en sus brasas tentadoras, mi alma
perdida en la danza del fuego. Morir en su
infierno, renacer al alba, en un cielo de amor
que solo ella puede entregar.
Un atajo hacia el más profundo abismo,
donde el amor y la muerte se entrelazan.
Las consecuencias, pensar toda una vida,
en el éxtasis de su paraíso y su castigo.
Soy testigo de un infierno dulce y atrayente,
donde las llamas alimentan el amor eterno.
En tu cielo y en tu infierno, mi amada, te
amo sin medida, en cada uno de tus reinos.
PD: Mi amor se expande en tu cielo y tu infierno.