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Ocaos

Aquel ocaso no tenía competencia,
Encendida, iluminada, sonrosada,
Rompiendo el cielo como un ciclón,
A mis ojos, eras mi ocaso.
Yo estaba muerta de miedo,
Como siempre,
Ciega y errante,
Deslumbrada por tus sombras.
El corazón me zumbaba en los oídos,
Y esperaba en mi puerto un barco,
Sin saber que se había hundido.
Llévate los poemas y la flor,
Ya me encargo yo de la angustia,
Vuela lejos,
Y ahógate, si quieres, en el mar,
Estaré aquí, abrazando tus olas.

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