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Duelo

El maqui que me regalaste en un macetero se murió ahogado en la espera de ser transplantado a la tierra de la casa de nuestros sueños.
Sueños que también murieron junto con esta poesía que se murió al enterarse que de desamor te escribía.
De tantas muertes seguidas nuestras almas quedaron heridas y un frío día de otoño llegaron al entierro de causas perdidas.
A lo lejos se reconocieron queriendo saber si el amor que se tenían todavía los unía y si de la muerte resucitaría.
Que nostálgico aquel día.

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