Mar chileno amigo de la cordillera, cuyas aguas bajan en verdes venas hasta mezclarse
No vayas tan rápido goza de cada momento feliz de a poco.
Flor pequeña que lentamente en mis manos moría. Yo le quiero, le decía. Ella me preguntó ¿me quieres?
Del suelo mana agua láctea mana purpúreo vino mana néctar de rubias abejas que sube como oloroso incienso
He coronado vuestra cabeza con tallos de verde y fresca hiedra.
Acude a tu soledad crea y ama porque amo a quien crea su propio destino y perece por ello.
¡¡Relámpago de fuego!! ¡¡Consúmeme!!
Movía su rueca mágica mientras cantaba himnos angelicales.
La impaciencia es fuerza destructiva es no detenerse en las cosas no dedicarles el necesario tiempo, la espera.
Caen los higos dulces y deliciosos se abre su piel roja y sustanciosa ¡Tomad su jugo
Del firmamento caen frescos y frágiles copitos de nieve.
Alégrate por el bienestar de otros. La envidia, envenena el alma.
Después de la tristeza, viene la felicidad que trae consigo la paz.
En la soledad de la montaña entre duras peñas alumbré mi cría y la llamé Esperanza.
Desde la distancia... observo un carruaje llevado por alados cisnes