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A quién

Ya no sólo de pánico
vive el hombre
 
por eso
es una paz no dulce
no tranquila
no alegre
 
con esa pobre cuota
de promesas y aves
que necesita el cielo
de una siesta cualquiera
 
sin embargo
los hombres y mujeres
ya no entornan los ojos
como era previsible
y lo contemplan todo
el futuro diezmado
la brisa que ahora adula
como al pasar
las hojas
la ola que no llega
la voz que no se rompe
 
toda la paz sencillamente no
 
el cascarón del orden
el salto o dios o cuervo
que se cierne
sobre la paz no mansa
sobre la paz en sombra
sobre la paz espera
 
a quién.
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