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Duendes de nunca

Sólo cuando el ciclón / avergonzado
de su servil escándalo de agosto /
se abandona en un último jadeo
las ideas se tornan macilentas
penitentes / resecas / agobiadas
y en nuestras manos torpes
se hacen menos profundas
las líneas de la vida y de la muerte
 
no obstante si se extingue el temor / la salmodia
crepuscular se hace más nítida /
la soledad fulgura en sus cristales
pájaros aturdidos comparecen en ráfagas
y el aire es a la vez hediondo e inocente
 
es el turno de usarnos sin dios y sin pasado
ahora que hasta el tiempo es bálsamo y ofrenda
y pasaron los cielos y pasaron los ríos
y los hechiceros suspendieron sus cábalas
y los siete pecados capitales son cuatro
quizá sea el momento de acudir a la cita
con la infancia de veras y sus duendes de nunca.
Otras obras de Mario Benedetti...



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