#SigloXX #SigloXXI #Uruguayos #1965 #PróximoPrójimo
Cuando me confiscaron la palabra y me quitaron hasta el horizonte cuando salí silvando despacito y hasta hice bromas con el funcion… de emigración o desintegración
Los verdugos suelen ser católicos creen en la santísima trinidad y martirizan al prójimo como un me… de combatir el anticristo pero cuando mueren no van al cielo
Extrae conejitos de una sota de ba… improvisa palomas desde su manga a… introduce a su núbil compañera con frágiles tetitas y amplias gar… en baúl carmesí que tiene sus otoñ…
Qué suerte siempre iguales hermano vos y yo desde aquella alegría
Nunca me ha sido fácil encontrar la almohada adecuada a mis sueños a su medida exacta en la cabeza noche
Cada vez que nos dan clases de amn… como si nunca hubieran existido los combustibles ojos del alma o los labios de la pena huérfana cada vez que nos dan clases de amn…
Como casi siempre, al descubrirse, el desnudo y la desnuda se asombran de sus desnudeces. Como casi siempre, éstas son mejores que las de la memoria. Por supuesto, son jóvenes. Él es el...
Siempre había sido animal de ciudad y disfrutaba siéndolo. Era evidente que lo estimulaban las complejidades y las vibraciones de ese laberinto, el olor a gasolina aunque llegase a ser ...
Seguro que los diarios no lo preguntarán los árboles ¿serán acaso solidarios? ¿digamos el olivo de jaén
El odio viene y va y regresa alucinado lo contemplo pasa como un adiós de humo como una sombra como un duelo
Duérmete dino ya no eres presagio ya puedes descansar por dos mileni… has cambiado de envase y de epopey… los endriagos suplentes te persigu… duérmete saurio ya no eres histori…
Todas las tardes, al regresar de su trabajo en el Banco (sección Valores al Cobro), Esteban Ruiz contemplaba con deleite su nueva adquisición. Para el joven poeta inédito, aquella maqui...
El ojo de este pez que aún se agit… no evoca desconcierto sino confirm… de sus presagios sobre el pobre mu… el ojo del pez mira a través de los cuerpos
Alguien limpia la celda de la tortura que no quede la sangre ni la amargura alguien pone en los muros
Nicolás siempre había sabido los datos verdaderos de aquel personaje singular, pero el nombre de guerra era Gabriel y así había que nombrarlo. Alguna vez (de eso hacía ya un par de años...