Te confieso que no tengo un solo instante sin pensar en ti
que cuanto como y bebo tiene todo tu sabor.
Te confieso que la vida eres tú a toda hora y en todas partes.
Que el gozo supremo de mi corazón sería morirme contigo.
—¿Y ahora?
—Ahora nada.
—Me basta con que lo sepas corazón.