A un anciano abatido AVIVE el buen Cristiano El seso adormecido, Ponga al hierro mortífero la mano, Mas no a la sien insano,

¿Me casé? Yo me casé Con un cestillo de nubes: Y en la noche de mis bodas Vi que era un cesto de cintas azul… Y vi el cesto, yo lo vi

Vino el médico amarillo A darme su medicina, Con una mano cetrina Y la otra mano al bolsillo: ¡Yo tengo allá en un rincón

En el extraño bazar Del amor, junto al mar, La perla triste y sin par Le tocó por suerte a Agar. Agar, de tanto tenerla

Me han dicho, buen Florencio que… Ver un grano de trigo, Luego que sobre él cruza y recruza La rueda corpulenta del molino: ¡Pues, bien! Ábreme el pecho:

Señor, aún no ha caído El roble, a padecer por ti elegido… Aún suena por su fibra Rota el eco del golpe: aún tiembla… Dentro el tronco el acero, al aire…

¡Tú flotas sobre todo, Hijo del alma! De la revuelta noche Las oleadas, En mi seno desnudo

La poesía es sagrada. Nadie De otro la tome, sino en sí. Ni n… Como a esclava infeliz que el llan… Para acudir a su inclemente dueña, La llame a voluntad: que vendrá en…

Quieren, ¡oh mi dolor!, que a tu h… De su ornamento natural despoje, Que el árbol pode, que la flor des… Que haga al manto viril broche y c… Quieren que el verso arrebatado en…

No sabe el sol cuando asoma Cuántas tristezas alumbra; Ni el amigo cuando pasa Callado por ¡ni vetusta Puerta,-cuánta devorante