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Dos pasos y volé.

El corazón se calmo
por un momento sentí liviandad,
dos pasos y volé,
llegué a sentir la atmósfera,
los segundos, las horas, el día:
el tiempo no existia.
 
El calor no emanaba del sol,
ni del cuerpo,
era el alma un fuego
el corazón era fuego:
pero no dolía.
 
En un momento todo se calmó,
se detuvo sin hacerce nada desagradable,
supuse que habíamos separados nuestros labios,
pero no estaba mal:
ansioso por repetir este hermoso viaje espacial.
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