#Argentinos #Mujeres
Sopla, viento, sopla y arrasa, que… saco conciencia. En tu furia mido mis fuerzas. Dóblame si puede… mi sostén es de acero.
Cuando venga tu padre… Inútil amenaza, tú seguirás jugand… y romperás los vidrios, si quiere… y harás mal los deberes, si ascien… airoso y desplegado, tu sueño en b…
Tú sabes que estoy aquí a la altura de tu boca, a lo largo y a lo ancho de tu nerv… Aguzada a tu rumbo, y siempre esta…
No pondré mis zapatos, buen Dios, quiero que sepas, que creo en ti de veras. Tú sabes bien, si es cierto que estás en todas partes,
Un gris limpio, monótono, inasible… en este día de lluvia y cielo enfermo, el corazón del agua está soñando con bandadas de pájaros
Tiemble tu corazón antes de hacerl… Vas a juzgar no olvides, que hay un dolor de si… en cada hombre, y una causa anterior, a lo querido…
Cúbreme con un abrazo de tierra y… Con un abrazo ancho que me envuelva por todos mis cost… Húndete en mi sangre, fúndete en m… hazte a mi piel, erízate conmigo,
Ahora estamos aquí los dos maduros… Sol y espiga, redonda la certeza. Estamos con los pies de piedra, continuando la carne de la tierra, y la tierra se termina en nosotros…
Desde mi ángulo diurno de cordura, no recordaba cómo, llegué flecha, a disparar del arco… Fue la herida de penetrar la noche… que me llamó a encontrarme.
Yo no tengo la culpa de amar tenaz la sombra de las cos… y sentir la impaciencia del mister… y vibrar la certeza de la luz que… Yo no tengo la culpa de quedarme c…
Ya te canto Berisso, caserío de l… portentoso latido de petrolera y f… Le canto a tu canal de sangre verd… corriendo por tu cuerpo su endurec… y canto a tu horizonte frustrado e…
Dame una pala, rastrillo, semilla arado, granero. Quiero que quiera mi niño jugar a ser buen labriego.
Tú quieres que no sea, pero cómo...? Tú podrás acaso devolverme a mis noches azules y a mi anhelo,
Y mi duda, Descartes, tu «pienso, luego exist… no alcanza ni conforma. Insaciable y hambrienta, mi duda es una loba
Dos misterios de almendra son tus… del color de las nubes sobre mi seno lleno. Y tus manos por la breña caliente, dos corderos pequeños