He de vivir lánguidamente cómo la cigarra de difícil canto,
como el águila que ha enceguecido bajo el viento,
Soy el antiguo y me dedicare a yacer suavemente, a contemplarme
como uno mas de los hijos únicos de Dios,
impávido bajo el cielo misterioso
que pende de las estrellas.
Al final,
Mí espíritu revivirá de algún modo en mi último suspiro.
Apenas arribo y ya siento el pálpito de la tormenta,
buscaré vivir el tiempo que me resta pausadamente, contemplando la inmensidad del universo en un grano de arena.
y en la oscuridad, la inefable sombra de Dios.
Oh antigüedad, nunca podré dejarte.