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Musa del hubiera

Ya sé que tal vez no me vas a leer,
ni sabrás que hablo de ti,
tampoco aseguro que me vas a creer
si te confieso lo que sentí.
 
Tenías el lazo que nos une,
y lo corté con la espada compasiva,
la misma que me mató y se fue fugitiva,
y en retrospectiva ninguno fue inmune
 
Curioso que somos nietos de Apolo,
Tú con los dones de Venus y Atenea,
Yo con los defectos del dios que sea,
da igual porque al final me quedé solo
 
Recuerdo que fueron tres tus cartas,
confieso que no leí ninguna,
entiendo bien el porqué de mí te hartas
cuando te regalo una sonrisa oportuna
 
Siempre hubo llamas en el verano de tu boca,
letal para mis leñas hambrientas,
nunca descifré tu primavera llena de tormentas,
ni por qué mis mareas pudieron vencer tus rocas
 
No soy tan bueno, y nada es tan malo
pude haberlo hecho mejor, lo admito,
aunque quizá no hubiera nacido este escrito,
a veces me siento maldito porque no vi lo bonito en tu regalo
 
Eres mi musa del “hubiera”,
con la que pude ser todo,
pero la vida quiso que fuera de otro modo,
y no soy nadie para intentar cambiarla siquiera
 
Gracias por lo que me enseñaste,
una disculpa por lo que te dí,
ambos sabemos lo que pasó cuando colgaste
aquella tarde cuando te despedí
 
Las grises nubes de mi silencio
borraron tu sol de la esperanza,
y con la nieve del desdén que presencio
enterramos el cadáver de nuestra alianza
 
No me debes nada, te ves tranquila,
yo te debo una charla para buscar tu indulgencia,
o al menos pa que sea menos severa tu sentencia,
y que en presencia de tu mirada no sienta que me fusila.

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