Me has dicho que soy tu niña, más te tuve entre mis brazos
Y saque de tu boca el aliento y de pronto fuí mujer
Y al sentir tus quejidos de hombre, al final fuiste niño y yo mujer.
Tengo la dicha de amarte en tu ropaje y en tu desnudez
En tu silencio y entre tus voces.
Tan unidos, tan cerca
Tus labios, tu cara, tus cejas
Tu mirada ardiente
Me abrigue con tu cuerpo
Tu alma cubrió mi desnudez
Enlazados en ese encuentro pasajero
Prisioneros de nuestros deseos
La luz apagada
Hay silencio
Y a pesar de todo
Hablaron nuestros cuerpos
La cortina cerrada
La cama desecha
La almohada en el suelo
Eterna sonrisa de complacencia.
Llévame contigo a dónde vayas
Que a ti te llevo tan adentro
Eres el amor que alimenta mi cuerpo muerto
Y dile a tus labios
Lo que dice tu cuerpo
Que vives por mis ojos y mueres por mis besos.