El verano se tambalea en la ferocidad grisácea de la tormenta. Una caravana de paraguas irrumpe en las calles
Rodeado de libros de muertos que no saben morir le ladro los quebrantos
Olvidate de mí, tengo las esperanzas herrumbradas como un tren sin aliento. Me multiplicaré. Te estarán vedados
la superficie viscosa del tiempo; el goteo constante del reloj; mientras el futuro siga viniendo, por este rato breve que es la vida… solo estamos de paso;
Comienzo a sospechar que últimamente cuando se arriman a mí para decir: “necesito un cambio en mi vida”
El sol se derrumba en el horizonte y se entrega, imperturbable, al ab… impúdico del río Paraná. En este gesto inocuo y cotidiano, la realidad humana se vuelve
Otra noche. la cachetada furiosa del insomnio me deja
Ejercicio nocturno para recordarte algo sucederá: un perfume, una imagen, un poema.
Otra vez, el Paraná se comió al s… sin vos es un boceto incompleto. —la calle atestada de ausencias— La respiración de un auto trastabi… lamento metálico sobre el húmedo a…
Nunca olvidaré aquel paisaje; el viento hacía bailar tontamente las pocas palmeras que se agarraban con fuerza al barro. La humanidad estaba ahí: en sus imbéciles autos, pagando sus imb...
No puedo escribir, me han robado la tristeza. ¿Qué quebrantos podría ladrarle a la noche si tengo la luna parda
Por una pequeña hendija del alambr… un gorrión trafica migas y deja su canto como un lastre. A lo lejos, el horizonte, dibuja á… como un tótem escuálido, bostezand…
algunas noches no espero la luna acariciando las calles acariciándome las sienes las constelaciones
El ruidoso goteo del reloj me golpea la cara en el morir de otro domingo monótono. Su débil pulso abraza como la bruma
Prisioneros de un automatismo que los supera, el indiferente cantar de los grillos anuncia la noche ne… cayendo de cara sobre los escuálid… edificios y casas de Paraná.