La vuelta
Las puertas están abiertas.
No para destrozar el camino de este amor,
si no para aprender a caminar entre mis flores
respetando su lugar,
midiendo la distancia entre ellas y tu espacio;
sorteando las piedras que salgan al paso
para no tropezar de vanidad
y que las puedas pisar.
Aferrada a la avalancha de tu existencia
me encuentro con la tierra devastada de tu huida.
Un inusitado amor que me arrastra
disfrazado de virtud
y me mueve como una bolsa a merced del viento;
y tu oscilante encanto,
a veces sagrado
y a veces sangrante;
me han hecho pensar:
Que ahora me amarás como merezco,
porque ahora las reglas las pongo yo.
Se tomarán a cada paso y en cada aliento
de dos almas separadas,
de las que el amor ha hecho,
que a intervalos,
se muevan bajo un pulso común.
No habrá lugar para discordias
ni momento para dudas
porque la vida me obliga a ser feliz.
Y quiero serlo junto a tí.
Y como sé que las paredes oyen
y tú escuchas dentro de ellas,
te digo un te amo en secreto;
gánate mi confianza,
pasa página. Vuelve.
Y ahora, hazlo bien.
