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Teresa: 61

Hollando rocas se elevó a la cumbre
        de la riscosa sierra
        gentil macho cabrío,
y allí, sobre la inmensa pesadumbre
      que apisona-a la tierra,
esmáltase con brío
sobre el azul sereno su cabeza
        con cuernos y barbuda
        cual si fuera otra roca1;
se paró como en trono y con fiereza
        que ni el vértigo muda
        ni la fatiga apoca.
Más arriba se cierne allá en la altura
        un águila; una nube
        marcaba con su ¡pico
y de sus alas con la envergadura
        muy suavemente sube
        a golpes de abanico.
inmoble y encumbrado se está el macho;
        el águila su huella
        no nos deja marcada;
sobre cuatro raigones un picacho
        él parecía y ella
        cual del cielo colgada.
Mi corazón hollando duras peñas
        trepó y hase encumbrado;
el tuyo desde el cielo me le enseñas
        desnudo y depurado.

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