Chargement...
Weeping Nude, by Edvard Munch
Mirel Martínez

29 de junio

por Mirel Martínez

(6) Dos jóvenes enamorados viajan en auto por la ciudad, con música a todo volumen. Están a punto de dejarse y lo saben, preferirían tragar una cápsula de dinamita y encender, con tranquilidad, un cigarro.

(7) Llegan al apartamento y todo es amor: hacen el amor, platican de su amor, cantan al amor, bailan con amor, lloran de amor... se amenazan, aunque eso último no es amor, no lleva una gran M, ni M mayúscula, ni chorrea merengue; si acaso el único atisbo de sincero cariño son unas flores blancas que descansan en una mesita bien dispuesta, como recordatorio de la ilusión primera.

(8) Lo suyo nunca ha sido sano. Ella amenaza con irse de su vida, él amenaza con hacerse daño o lastimar a los que ella más ama. Comienzan a pelear y él parece no estar en sí. Ya no hay marcha atrás, él cambia, no tiene una personalidad, es un cocktail, un conglomerado, es furia y agresividad. Golpea la pared, la toma del cuello, lo aprieta... Ella se asusta, recuerda las otras noches, cree que la puede matar y por miedo se somete. Él se calma, se disculpa con ella, dice que no sabe qué pasó, dice que no lo recuerda...

Solo quieren escapar, no se hacen bien, pero no saben ni por dónde empezar.

(9) El ocaso del día ha comenzado y saben que el tiempo se les está agotando.
Él le dedica “Nunca cambies”, promete volver para el otoño, pero sabe que no lo hará.
Ella le dedica un beso en la frente y sus lágrimas de dolor y pena, tal vez no por él, por ella. Le promete que lo encontrará al regresar en ese apartamento destinado para ellos, los amantes, aunque sabe que no volverá a entrar en él.

Juran amor eterno, dicen ser el amor de su vida. Acaso llamas gemelas que juntas se consumen, se vuelven ceniza y renacen, resucitan en un domingo de Pascua, cuando ya todos sus pecados han sido absueltos y pueden volver, entonces, a pecar.

(12) Toman sus rostros entre las manos, se besan, se acarician, se palpan, se comen, se marcan, son amantes. Luego bailan, lloran, cogen, retozan, se separan, se visten y cada uno sigue su camino al cerrar la puerta de ese pequeño apartamento.

Ella lo bloquea, cambia de celular, llora, va al psiquiatra, toma pastillas, va a terapia, levanta denuncias y medidas de protección...

Él la busca, le llora, le dedica canciones, le escribe, a pesar de que una restricción judicial tiene ya...

(11) Los primeros meses separados la sed por el otro era insaciable, pero el dolor, devenido de la culpa y de entender lo destructivo que era estar juntos, era aún mayor que cualquier necedad.

¿Cómo llegaron a esto? ¿Quién tiene la culpa? ¿Ambos son responsables?

El existir se torna insoportable, duele, físicamente duele. Quieren morir...
Si tan solo entendieran que la muerte es un país en el que no se puede vivir.

(10) Aunque ya han transcurrido muchos años, ella lo recuerda perfectamente. Las flores blancas en la mesita, el baile, los besos, el tacto, el enojo, el miedo, el sometimiento, la violación, la humillación, las promesas, los poemas y los espantapájaros volando...

En realidad, no le gusta recordarlo y poco es lo que retiene en su memoria, prefiere sublimarlo en los escritos y olvidarlo todo, absolutamente todo.

FIN

Escrito en junio de 2023
“29 de junio” lo considero un texto experimental porque emula la narrativa de Marguerite Duras, novelista y guionista francesa (1914-1996); y la trama está entretejida con algunos de los “Espantapájaros” de Oliverio Girondo, poeta argentino (1891-1967). Marguerite Duras utilizó parte de sus vivencias para sus novelas a modo de autobiografía, de la misma forma que yo para este texto. Aquí relato un momento oscuro e íntimo de mi pasado.
Al margen encontrarán números que refieren al poema o número de Espantapájaros que corresponde.
¡Gracias por su lectura!

#autobiografía #cuentocorto #cuentoscortos #cuentosenespañol #espantapájaros #ficción #girondo #metáfora #mirel #narrativa #oliverio #poemas #relato #simbolismo #trauma #tristeza

Préféré par...
Autres oeuvres par Mirel Martínez...



Haut