Amo el café por las mañanas; ese shot de cafeína que debería darle energía a tu cuerpo.
Amaba tanto tomarlo que pronto descubrí la bomba que pensaba “energética” me estaba causando taquicardia, pero, me gustaba tanto... Entonces empecé a combinarlo, con la esperanza de que no alterase más mi corazón.
Una tarde con mi presión alterada y completamente deshidratada, tuve que dejarlo.
Su olor es mi favorito, pero, mi corazón no puede soportarle más. Cual chocolate calmando mi mente y a su paso, dejando marcas con creencias “permanentes”.
Leyendo y aceptando que en aquellos papeles dicen “NO” y que por más que me gustase, no volví a probarle. Gracias a eso aún tengo un corazón viviendo.