Eliza
Canciones tristes solía escribir llegando el invierno, fuiste mi grata melodía, mi poema número dieciséis, el arcoíris después de la lluvia y de pronto me dejaste sin más flotando inmóvil en la superficie, sin camino, ni dirección. Un mar mediterráneo te construí pero no podías escucharme. No te miento pero el mundo comenzó a girar de una manera tan extraña muy difícil de entender. Veinte rosas blancas te obsequie.
