200523
Te reconocí entre tanto y el miedo pasó de golpe.
Como esperanza,
cual mariposa en roca a la orilla del río.
Agua cristalina,
entreviéndose vida.
Tan armónica.
Tan a destiempo que implicaba perfecto equilibrio y así debiese ser.
Nos despedimos sin si quiera adiós decirnos.
Hasta “desde siempre” tuvo más sentido, todo el tiempo.
Aprendí y aprendimos. Enseñé y fui alumna entre tantas lecciones.
Y no fue frágil.
De antaño presumirnos y cercanamente amarnos.
Qué belleza sintonizar latidos.
