El sistema nervioso se adapta.
Calcula, busca y dictamina
que la fuente más grande
de pudor y fuerza está en la espina.
Entonces mascó y mascó el roedor
hasta que se estalló el fusible
y se incendió la papelería
que imprimiría la receta.
Como estos ejemplos hay varios.
Ejemplos que muestran que existen,
más allá de intentos, de muestras y honorarios,
impulsos incesantes que a la vida exigen.
Y hay explicaciones, claro que las hay.
Siempre las ha habido y siempre las habrá.
Pero dejarlo todo ha sido más fácil.
Dejarlo todo, a pesar de la eternidad.