(1964)
#Mexicanos #PremioCervantes #PremioNobel #SigloXX [1964-1968]
El azul estaba inmovilizado entre… El viento iba y venía por la págin… encendía pequeñas fogatas, se revo… salía con la cara tiznada gritando… el viento iba y venía abriendo y c…
Dos cuerpos frente a frente son a veces dos olas y la noche es océano. Dos cuerpos frente a frente son a veces dos piedras
A Alejandro y Olbeth Rossi Paisaje familiar mas siempre extra… enigma de la palma de la mano. El mar esculpe, terco, en cada ola… el monumento en que se desmorona.
EN UN land-rover averiado en mitad del campo llovido. Árboles con el agua al cuello bajo un cielo recién nacido y blancos pájaros flemáticos,
Sobre el tablero de la plaza se demoran las últimas estrellas. Torres de luz y alfiles afilados cercan las monarquías espectrales. ¡Vano ajedrez, ayer combate de áng…
Con un trapo y un cuchillo contra la idea fija Contra el toro del miedo Contra la tela contra el vacío el surtidor
Cantan los pájaros, cantan sin saber lo que cantan: todo su entendimiento es su gargan…
Contra la noche sin cuerpo se desgarra y se abraza la pena sola. Negro pensar y encendida semilla pena de fuego amargo y agua dulce
Toda la noche batalló con la noche… ni vivo ni muerto, a tientas penetrando en su substan… llenándose hasta el borde de sí mi… Primero fue el extenderse en lo ob…
En llamas, en otoños incendiados, arde a veces mi corazón, puro y solo. El viento lo despiert… toca su centro y lo suspende en luz que sonríe para nadie:
La noche nace en espejos de luto. Sombríos ramos húmedos ciñen su pecho y su cintura, su cuerpo azul, infinito y tangibl… No la puebla el silencio: rumores…
Como el clavel sobre su vara, como el clavel, es el cohete: es un clavel que se dispara. Como el cohete el torbellino: sube hasta el cielo y se desgrana,
El corazón y su redoble iracundo el obscuro caballo de la sangre caballo ciego caballo desbocado el carrousel nocturno la noria del… el grito contra el muro y la cente…
Entre la tarde que se obstina y la noche que se acumula hay la mirada de una niña. Deja el cuaderno y la escritura todo su ser dos ojos fijos.
III A la orilla, de mí ya desprendido, toco la destrucción que en mí se a… palpo ceniza y nada, lo que llueve el cielo en su caer oscurecido.